Cuando la Toga Olvida al Ser Humano.

Hoy quiero escribir dejando a un lado el derecho para escribir desde la humanidad. No existe jurista que merezca ese nombre que no haya reflexionado sobre la justicia, la igualdad y las garantías. Nuestro decálogo del abogado lo dice con claridad: cuando veas en conflicto el derecho con la justicia, lucha por la justicia.


Cuando la toga olvida al ser humano.

Pero qué ocurre cuando los operadores de justicia, aquellos llamados a proteger el derecho, se dejan seducir por el poder y terminan contaminándolo. Ahí, queridos lectores, ya no hablamos solo de derecho: hablamos de humanidad.


La humanidad consiste en ponerse en los zapatos del oprimido; en sentir, aunque sea por un instante, lo que siente el otro. Ciudadanos Magistrados de la Sala Constitucional: ¿acaso han perdido el sentido de la humanidad? Oh, justicia, cuán invocada eres… En Venezuela el derecho está herido, pero la esperanza —esa que resiste incluso en las noches más oscuras— sigue estando en el derecho.

Tú, operador de justicia, que sigues dándole la espalda tanto al derecho como a la dignidad humana, debes saber que tus actos no prescriben en la memoria del tiempo.

Que Dios te juzgue y te perdone, porque posees el conocimiento y la conciencia de lo que has hecho.

"La frase enfatiza que la protección de los derechos humanos va más allá de la mera aplicación de leyes; implica un imperativo moral y ético de reconocer la dignidad inherente de cada persona. Mientras el derecho establece un marco legal, la humanidad subraya la necesidad de actuar con compasión, justicia y empatía, ya que privar a las personas de sus derechos es atentar contra su propia esencia humana". 








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