La reconstrucción de un sistema de justicia que debe ser reemplazado.

La reconstrucción de un sistema de justicia no puede asentarse en la utopía de la impunidad. Este camino, que por años ha legitimado abusos y arbitrariedades, debe ser reemplazado por un orden basado en la verdad procesal, la imparcialidad y la dignidad humana. Hablar de justicia en sociedades marcadas por la impunidad es hablar de reconstrucción. Es desandar un camino errado y sustituirlo por la construcción de un modelo donde la ley sirva al ciudadano y no al poder. 


Preámbulo 

La reconstrucción de un sistema de justicia exige reconocer que la impunidad no puede seguir siendo el camino legitimado por la costumbre y el poder. Durante años, se ha instalado en nuestra sociedad la falsa utopía de un orden donde las violaciones a la ley no tienen consecuencia, generando un terreno fértil para la arbitrariedad y la corrupción. Hoy, más que nunca, resulta indispensable reemplazar esa ruta estéril por un modelo judicial auténtico, transparente y comprometido con la verdad, en el que la justicia deje de ser un privilegio y se convierta en garantía real de los derechos fundamentales.


La reconstrucción de un sistema de justicia que debe ser reemplazado.

Hablar de reconstrucción implica reconocer que la administración de justicia, tal como hoy se practica debe ser reemplazada para poder calificarse como un verdadero sistema garantista de derechos y trato humano. Cuando el poder del dinero ciega a los operadores de justicia la imparcialidad judicial destroza el alma del derecho y desvirtúa el valor de las pruebas promovidas en autos. 

La reconstrucción de un sistema de justicia que debe ser reemplazado.

Cuando se habla de reconstrucción, no basta con reformar estructuras vacías es necesario sustituir una administración de justicia que ha perdido su esencia. Un sistema que debería de proteger derechos y garantizar un trato digno y humano, ha sido contaminado por el poder del dinero, cegando a quienes tienen en sus manos la balanza de la justicia. En ese escenario, el Estado de derecho se desvanece, la imparcialidad se convierte en una ilusión, y el alma del derecho junto con la verdad de las pruebas-queda destrozada frente a la corrupción y la arbitrariedad. 

La manifestación de la justicia es la aplicación imparcial del derecho, esto, es definitivamente acertado. El sistema de justicia que se ha pervertido y vendido el humus del buen derecho debe llegar a su fin, debe darle paso a la reconstrucción y a la preparación de vanguardia e innovación del derecho, con personal altamente capacitado en el derecho y en su defensa y que la lealtad a la justicia sea el principal motor. 

Se debe garantizar como premisa mayor la independencia de los poderes públicos y su descentralización que se respete la autonomía judicial como premisa y como dialéctica ya que no somos políticos, somos abogados, la autonomía de un sistema debe ser la reconstrucción del nuevo derecho venezolano

La reconstrucción del nuevo derecho exige recuperar esa esencia, donde la autonomía no sea discurso vacío, sino la garantía de un sistema verdaderamente justo. 

La verdadera innovación del derecho no puede confundirse con mantener intacto un sistema de corrupción e impunidad. Innovar exige transformar de raíz ya que implica el estudio constante de las leyes y de nuestra jurisprudencia, y la adaptación  de la justicia a un entorno digital y tecnológico que garantice transparencia. Las salas de juicio deben mostrar las pruebas en pantallas digitales; los expedientes deben estar foliados tanto en físico como en versión digitalizada, bajo un control riguroso que impida la sustracción o inserción arbitraria de documentos. Pero la innovación no puede limitarse  a la forma no será suficiente mientras persistan los mismos operadores que traicionaron el derecho y lo convirtieron en mercancía. La autonomía del poder judicial debe ser la premisa fundamental para que, por fin, tengamos un sistema que administre justicia de verdad. 


La reconstrucción de un sistema de justicia que debe ser reemplazado.


Innovar es aceptar el cambio y abrazar la reconstrucción, no podemos quedarnos en palabras vacías, debemos transformar verdaderamente el sistema jurídico desde sus cimientos. Innovar es mirar hacia adelante y reconectar con la esencia del derecho en su versión más justa, garantista, humana y tecnológica. Innovar es reconstruir con visión e imparcialidad, para que el derecho deje de ser mercancía y vuelva a ser garantía pura de dignidad humana y libertad, en respeto a lo alegado y probado en autos. 

 
 

Publicar un comentario

1 Comentarios

  1. Excelente artículo gracias, después de lograr la libertad hay que reemplazar casi todo en Venezuela

    ResponderBorrar